Optar por la contratación de productos a largo plazo suele suponer que el cliente quiere cubrir una necesidad en el tiempo, más o menos largo, pero que es algo en concreto. Cambiar de coche, cambiar de casa, mandar a los hijos a la universidad o buscar un complemento a su jubilación. Todos estos y más son objetivos que conducen a un cliente financiero a optar por un producto de ahorro a largo plazo frente a posiciones de ahorro en corto. Incluso puede que la elección de un tipo de producto y su plazo estén muy unidos al objetivo final perseguido.
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