el desempleo y la pérdida de poder adquisitivo ha obligado a jóvenes y no tan jóvenes a usar alternativas habitacionales que les permitan vivir con cierta autonomía ante la imposibilidad de arrendar o comprar una vivienda en solitario
los pisos compartidos, la reserva de una sola habitación o la agrupación de varios demandantes de vivienda se imponen entre los trabajadores cuyo salario no llega para vivir por su cuenta con cierta holgura
estas son las formas alternativas más comunes, o no tanto, para vivir de alquiler:
alquilar una habitación
es la opción más extendida, y más antigua, para disponer de una vivienda a un precio asequible. el número de casas que ofrecen habitaciones en régimen de alquiler se ha incrementado en un 150% durante los últimos meses, según el portal inmobiliario idealista.com
durante años este modelo era la solución más usada por jóvenes deseosos de emanciparse y que no podían optar por otras fórmulas más satisfactorias debido a sus carencias económicas. el precio suele situarse entre los 150 y los 300 euros mensuales, dependiendo de la localidad
los inconvenientes de vivir en una habitación alquilada pasan por la limitación de espacio o el hecho de compartir las habitaciones y servicios –cocina, salón, teléfono, internet, etc– con el resto de inquilinos
micropisos
estos pisos de entre 15 y 25 metros cuadrados son una solución cada vez más popular y asequible. su principal desventaja es su mínimo tamaño, apto tan solo para una persona. es habitual que suponga una alternativa temporal, hasta que se consigue una opción mejor para vivir
pisos compartidos
varias personas, generalmente conocidos o amigos, se juntan para aunar esfuerzos y poder afrontar el alquiler de una casa amplia y con mejores servicios por menos dinero. hasta el comienzo de la crisis económica los solían ser jóvenes, estudiantes o personas con su primer empleo, pero en la actualidad se están sumando cada vez más divorciados, desempleados o trabajadores con salarios bajos